
Introducción
El momento decisivo del Pi llegó con la primera guerra carlista tras la muerte del rey Fernando VII en 1832, cuando la sucesión al trono se convirtió en un conflicto tanto sucesorio como político. La Ley Sálica fue abolida, permitiendo que la infanta Isabel se convirtiera en la reina Isabel II, enfrentándose a Carlos María Isidro de Borbón, quien reclamaba el trono. Esta rivalidad fue más allá de las opciones dinásticas, reflejando dos ideologías políticas y sociales: el carlismo, con mayor apoyo en zonas rurales, y los liberales partidarios de Isabel II, con mayor influencia en zonas urbanas.
La guerra se concentró principalmente en la zona vasco-navarra, mientras que en Cataluña derivó en una persecución y conflicto de emboscadas y ataques carlistas. Tras la derrota carlista en la batalla del Gra, los liberales, liderados por el barón de Meer, construyeron una línea fortificada con torres fusileras como la del Pi para bloquear a los carlistas, debilitándolos progresivamente. El Fort del Pi se convirtió en uno de los puntos clave de la resistencia, siendo un ejemplo de la construcción de fortificaciones militares diseñadas para proteger territorios y recursos estratégicos.