Introducción
Allí donde el bosque original se ha perdido, este arbusto deviene abundante, en formaciones combinadas con rebrotes del bosque original (encinas, robles) y otros arbustos como el enebro, el brezo arbóreo o el lentisco.
Toma forma de pequeño arbolito con hoja persistente. Sus frutos, los madroños, son comestibles (en poca cantidad) y los encontramos de octubre a enero colgando del árbol y dando una agradable nota de color, que coincide con la floración. El fruto ha tardado una año a formarse y madurar.
Propio de sierras bajas y litorales, prefiere suelos silíceos aunque también se halla en los calcáreos.
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