Introducción
Cupressus sempervirens
Alrededor del monasterio encontraremos 33 cipreses de diferentes tamaños y singularidades. Tres de ellos, situados juntos en la parte noreste de los jardines, son testimonio del antiguo cementerio trasladado en 1969 al actual camino Can Graells. En la Plaza Octavià, en frente del monasterio, hay un gran ejemplar de 1,6 m de perímetro de tronco y casi 20 m de altura. Los alcorques de hierro corten simbolizan el rosetón del monasterio.
Perennifolio y de porte piramidal, casi columnar que puede llegar hasta los 30 m de altura. Florece en primavera y sus flores masculinas son de color marrón y muy abundantes, tanto que parece que el árbol se esté secando. Puede ser centenario.
Por su estructura y porte tan estáticos, se consideran los árboles de la perpetuidad, que comunican la tierra con el cielo, por eso también se ven como centinelas de la espiritualidad y la hospitalidad.
Están vinculados a los monasterios como el de Sant Cugat y a las masías de raíz histórica de Catalunya. Los cipreses eran la señal de acogida de peregrinos. Peregrinos y caminantes de caminos reales o los que hacían el camino de Santiago identificaban la bienvenida y hospitalidad del lugar al ver tres cipreses.