Introducción
Os habéis fijado que a lo largo del camino, y desde este mirador, hay grandes manchas de encinas? Estas formaciones se sitúan en los lugares más secos, soleados e inaccesibles. Forman parte del bosque originario que no ha sufrido demasiadas transformaciones debido a la dificultad de acceso. Las masías de los alrededores aprovechaban este bosque para cortar pies, obligándolos a rebrotar y así aprovechar los nuevos troncos de mejor tamaño para hacer carbón y leña para el hogar.
Este bosque es un encinar montañoso, formado por pino silvestre, aladierno, coscoja y, en esta zona, sobre todo mucho boj. De hecho, hemos pasado por unos fantásticos bojes que nos tapaban la cabeza, ¿verdad? El boj se encuentra en suelos ácidos entre los 700 y los 1.200 m de altura. Cuando la roca es de naturaleza caliza, como en este caso, podemos decir que es bastante descalcificado, resultado del régimen de lluvias propio de la montaña, más abundante que en la tierra baja.
En el sotobosque se encuentra una gran cantidad de lastón y desaparece el estrato de lianas típico del encinar litoral. Además, sobre las rocas podemos encontrar ajedrea y té de roca.
A la derecha tenemos el riego de la fuente del Sofre o de la Masó; detrás, los riscos de Tastanós y Gotzera; y abajo, los campos de la Masó. Disfrutad de las vistas!