Introducción
Habéis visto el suelo removido/hurgado a lo largo de todo el recorrido? Pues sí, son rastros de la actividad de los jabalíes buscando alimento bajo tierra.
Cada vez es más fácil poderlos ver, pero los rastros de su actividad todavía más. En los charcos del camino y sobre todo a los lodazales de la parte baja del cerro, se bañan para liberarse de parásitos y refrescarse en verano. Los árboles del alrededor de los charcos tienen la parte baja del tronco sucia y llena de barro, incluso en algunos se ha perdido la corteza de tanto rascarse una vez se ha bañado: si lo miráis de cerca, podéis encontrar pelos enganchados del último jabalí que se frotó.
Este animal come de todo: bellotas de las encinas, bajo tierra busca bulbos, raíces tiernas, larvas de insectos, gusanos, etc. Lo podemos encontrar aquí arriba, pero también en los bordes del río hurgando la tierra húmeda y por los alrededores de las urbanizaciones revolviendo los contenedores.
Esta adaptación, la climatología más suave, el cambio de usos del medio rural, el abandono del bosque y la carencia de presión depredadora, hace que puedan parir dos veces en el año, camadas de 8-10 rayones. Ya podéis imaginar como está aumentando su población.