Introducción
Aunque el Daró es un río de caudal intermitente, las balsas o pozas permanentes como ésta, son un refugio muy importante para todas las especies acuáticas en las períodos de estiaje. La riqueza en algas y plantas, como los ranúnculos de agua que llenan con sus flores flotantes las aguas más tranquilas en primavera, ofrece alimento, escondite y rincones para criar a una rica comunidad de anfibios y de peces autóctonos. Peces como barbos, bagres, y anguilas. Entre los anfibios, ranas, reinetas, tritones y sapos. Todos ellos atraen además a depredadores como martinetes o garzas y, incluso, a la discreta y cautelosa nutria. La vegetación que encontramos en las orillas del río en este tramo está formada por fresnos, álamos y sauzgatillos, en las partes más alejadas del agua; y por sargas, sargatillos y tamariscos en el cauce.