Introducción
Entre campos y corchos que aún hoy alguien extrae, vamos subiendo por el lado de la riera hacia la ermita de Santa Maria de Bell-lloc.
Camino de servicio y de ocio para acceder al patrimonio arquitectónico del valle. Antiguamente había sido el camino de acceso a la ermita de la Virgen de Bell-lloc, con la importancia que ello supone, cuando las procesiones eran la manera de acercarse a la virgen de un lugar para solicitar su ayuda.
Nos situamos en los s. XVII-XVIII, cuando tenemos constancia de la estancia de ermitaños. Los habitantes de Palamós, en procesiones, subían para pedir a la Virgen el agua necesaria para asegurar las cosechas de los campos; la gente de mar para pedir protección; o el pueblo entero para dar gracias de haberse librado de la peste del 1650. Esta última procesión fue celebrada cada año el 7-8 de septiembre hasta finales del s. XIX.