Ficha

Introducción

Estos actuales prados de siega, muchos de ellos parcelados por muros de piedra seca, tienen su origen en antiguas rozas.

Antiguamente para ganar terreno de cultivo en el bosque, se cortaban y quemaban árboles y arbustos. Una vez quemada la masa forestal, se esparcía la ceniza que hacía la función de abono. El campo artigade se cultivaba por un corto periodo de tiempo, normalmente cuatro o cinco años, hasta que el suelo quedaba agotado. Una vez abandonado, el terreno se dejaba descansar hasta que volvía a crecer la vegetación y se repetía el proceso.

Este sistema, aún vigente en algunos lugares, fue muy utilizado hasta el siglo XIX en zonas montañosas del Pirineo.

Imágenes