Introducción
Los bosques de ribera en buen estado de conservación desempeñan una importante función ecológica y paisajística con presencia de las especies autóctonas como el sauce blanco (Salix alba), el fresno de hoja estrecha (Fraxinus angustifolia), el olmo (Ulmus minor), el álamo blanco (Populus alba), el chopo negro (Populus nigra), el aliso común (Alnus glutinosa), el saúco negro (Sambucus nigra), el carrizo (Phragmites australis) y el junco de esteras (Typha latifolia), entre otros. También son ecosistemas ricos en variedad de avifauna, reptiles, peces y mamíferos como la nutria. Una de las principales amenazas de este hábitat es la proliferación de especies exóticas y alóctonas invasoras, que en algunos casos pueden llegar a reemplazar y alterar profundamente la estructura y el funcionamiento del ecosistema. En el tramo donde nos encontramos, la problemática viene asociada a la presencia de caña común (Arundo donax), el negundo (Acer negundo) y la robinia o falsa acacia (Robinia pseudoacacia), así como la posible presencia tortuga pintada (Trachemys scripta) y del visón americano (Mustela vison), que han sido objeto de intervención para intentar minimizar sus efectos negativos.