Introducción
Nos encontramos en el pequeño pueblo de Sant Julià de Boada, ante su iglesia, que es una joya del prerrománico del Ampurdán que se construyó en el siglo IX y posteriormente se amplió durante el románico. De su interior se extrajeron pinturas románicas que se conservan en el Museo de Arte de Girona, y todavía quedan algunos restos en mal estado.
Lo que hoy vuelve a ser un templo, en el siglo XVIII se abandonó por su mal estado; y en el siglo XIX se convirtió en bodega y estable. Una situación surrealista según se ve en la actualidad y, si bien en el año 1931 se declaró Monumento Nacional, no se empezó a restaurar hasta el 1982.
Merece la pena visitar su interior. Encontraréis la información en el apartado «Consejos».