Introducción
La leyenda dice que esta cavidad natural antiguamente estaba habitada por una serpiente gigante que engullía cualquier persona o animal que pasara por delante de su escondite.
Según nos cuenta Pep Coll, escritor de la comarca, un monje del monasterio de Sant Pere de les Maleses, harto de ver cómo la serpiente gigante se comía todos los burros que pasaban por delante, decidió pasar a la acción y, según nos cuenta el autor, "cargó el burro de panes, dentro de los cuales había escondido docenas de cuchillos". La serpiente se lo tragó entero, pero el bocado "la mató, ya que los cuchillos le agujerearon el estómago y las tripas. Una vez muerta, su monstruosa osamenta quedó marcada para siempre en la roca del techo de la cueva".
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