Introducción
Los cuatro agujeros de la losa en la que nos encontramos, según la leyenda, son las marcas que dejó el caballo de Santiago.
Un poco más adelante, llegaremos a la fuente de Sant Roc, de la que dicen que nunca se seca.
Según la leyenda, el agua de esta fuente tenía la propiedad de curar a la gente. Hasta aquí llevaban los enfermos de la zona por su curación.
Fíjese en las inscripciones de la losa que cubre la fuente, con cruces grabadas y también una fecha (1652).
Sin imagenes para mostrar.