Descripción
Cuando paseamos por las calles alrededor de la iglesia parroquial de Sant Julià estamos haciendo una vuelta por el que fue el origen del pueblo.
Las primeras casas de Sant Julià se construyeron cerca de la iglesia, en la denominada sagrera, un espacio alrededor de la iglesia y el cementerio que se consideraba territorio sagrado, y dentro del cual no se podía practicar la violencia ni usurpar bienes, por lo que se convertía en una zona segura para la gente que vivía en ella. Gracias a ello, las sagreras comenzaron a poblarse dando lugar en muchos casos a los embriones de las actuales poblaciones, como es el caso de Sant Julià. La creación de las sagreras data del año 1033, como una medida del movimiento de Pau i Treva de Déu, obra del obispo Oliba.
La primera iglesia parroquial de Sant Julià de la que se tiene constancia fue consagrada por el obispo Idalguer entre los años 901 y 914, y fue sustituida por otra de románica un siglo más tarde, en 1050.
De este edificio románico, construido en el siglo XI, queda tan solo el campanario, la parte baja del ábside y la anchura de la nave central. El resto se ha visto modificado por las necesidades de culto, que motivaron sucesivas ampliaciones a lo largo del tiempo y que han desvirtuado en buena medida su estructura románica, aportando, eso sí, la influencia de las corrientes posteriores.