Introducción
Volvemos a encontrar la riera de Clariana. A su paso por el término de Jorba tiene la calificación de espacio protegido por la Red Natura 2000. Sin embargo, aquí arriba, los valores naturales y la calidad del agua son también muy buenos y no debería estar fuera de esta protección. El cangrejo de río y el barbo meridional son un ejemplo.
Los aguaceros del otoño de 2015 han limpiado considerablemente la vegetación del cauce, como veréis dentro de un momento al cruzarla. El ambiente más húmedo y sombrío favorece bonitos ejemplares de encinas. Álamos y chopos aparecen puntualmente.
Sobre las pozas podéis ver un muro de piedra. Es la acequia que llevaba el agua para regar los huertos de Mas Jordà. La captación se hacía justo debajo del paso por donde cruzamos.
La casa que hemos dejado es Cal Manel. Cruzada la riera, dirección Clariana, caminaremos por la parte llana del valle donde los cultivos de cereal se ponen de manifiesto. Todavía quedan almendros por algún rincón y, si os fijáis, hay márgenes donde rebrotan los granados. Poco queda de las huertas cercanas a la riera: sólo pasado Cal Soler veremos una.
Si miráis el cielo, podéis ver sobrevolar los campos y los baldíos rapaces como el ratonero o el cernícalo y, en verano, el águila calzada; parado encima de algún almendro, junto a los campos, podéis tener la suerte de sorprender algún precioso azulejo o carraca.
La próxima masía que encontraremos antes de entrar en el pueblo es Can Soler y Cal Magines; donde se puede ver en un patio interior de la masía, junto a Can Soler, la boca de medio punto del horno donde se cocía el pan, seguramente de varias familias.