Introducción
No es fácil ver animales salvo alguna ardilla o, si tenemos suerte, un corzo al atardecer. Nos tenemos que fijar en los restos de su actividad (comida, hurgadas, heces), huellas y, en este caso, madrigueras. Estas madrigueras cercanas a los torrentes son típicas de los tejones; también podrían ser de zorro pero sentiríais un fuerte olor. Si es de tejón, por los alrededores deberían encontrar letrinas o pequeños agujeros en el suelo donde depositan los excrementos.
En los campos del otro lado de la hoya, podríais ver algún corzo pastando a primera o última hora del día.
La vegetación que nos acompaña en estos lugares más secos es un pinar de pino blanco con matorral de romero con coscoja, heno silvestre, brezo, enebro y también enebrina.
En los márgenes del camino, seguimos encontrando yesos. Son de interés las plantas gipsófilas (adaptadas a los suelos con yeso). Encontramos la genista, la albada y el Lepidium. La más abundante es la genista (Ononis tridentata). Es una mata leñosa, hojas pequeñas y carnosas, de aspecto pobre, 30-60 cm de altura, de la misma familia que la retama. Tiene una bonita flor, al igual que la retama, pero azul, no amarilla.