Introducción
Subiendo hasta el llano del Cirerer (de hecho, una meseta), lugar donde estamos ahora, hemos ido viendo un cambio progresivo en la vegetación: de los suelos más hondos de la parte de abajo, más cerca de los cursos de agua, y de unos pinares con encinas un poco más lozanos se va pasando a un paisaje vegetal completamente diferente. En esta meseta pedregosa y castigada por el viento, donde la piedra calcárea aflora con generosidad a la superficie y con un suelo más pobre, apenas se puede desarrollar la comunidad vegetal conocida como coscoja. Aunque vemos algún pino por aquí y por allá, este lugar está dominado por la carrasca, arbusto de menos de un metro de altura, semejante a pequeñas encinitas punzantes y que hace masas muy apretadas que dificultan el paso. En los bordes y pequeños claros el listón también suele estar presente. La carrasca de coscoja es típica de suelos pedregosos y calcáreos y se relaciona con plantas de brozas calcícolas, como el romero, el brezo, la hierba del pastor y, en lugares muy secos, la bonita candilera.