Introducción
Esta zona que estamos recorriendo ahora es eminentemente forestal, repleta de bosques típicamente mediterráneos: pinares y, a las partes más sombrías, se deja ver el rastro salpicado del bosque potencial de encinas y robles.
En las últimas décadas, los pinos carrascos (Pinus halepensis) han ido ocupando tierras, donde los cultivos de secano son un recuerdo de tiempos pasados. Ahora sólo quedan los rastros físicos que han sobrevivido sin el cuidado del agricultor.
En estas tierras crecen sobre todo pinos de copa irregular permitiendo la entrada de luz al suelo con sotobosque abundante. Es el caso del lentisco florido de la foto (Pistacea lentiscus), el aladierno (Rhamnus alaternus) y el espino negro (Rhamnus lycioides). Y de porte más bajo encontramos el romero (Rosmarinus officinalis), el brezo (Erica multiflora) y la jara blanca (cista albidus).