Introducción
La proximidad del macizo del Garraf, con sus suelos delgados y empinados, hace difícil encontrar terrenos aptos para el cultivo. En el fondo de los valles, donde la tierra es fértil, los muros de piedra seca servían para allanar los bancales donde establecer cultivos de secano, fundamentalmente viña, almendros y algarrobos, acompañados de algún olivo; higueras y otros árboles frutales borde las masías.
Poco a poco, estos cultivos han ido dejando de dar rendimiento económico y los hallamos en estado de abandono. Más aún cuando el caserío ha perdido el vínculo con la tierra.
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