Introducción
Allí donde desaparecen los plátanos, el encinar llega hasta el agua. Tenga en cuenta que, a ras de agua, hay un arbusto grande de hoja persistente. Es un laurel (Laurus nobilis); se encuentran de manera natural en rieras y torrentes litorales de clima más templado.
Los ambientes de arroyos son muy productivos, hay muchas plantas, flores, y esto hace que haya también insectos y pájaros que se los comen.
Si tenéis la suerte de estar solos haciendo esta excursión, podréis oír y ver muchos pájaros. No siempre al lado del agua, pero sí por los árboles y arbustos de los alrededores. A menudo pequeños y movedizos, sabremos de su presencia por su canto. Es el caso del bruel (Regulus ignicapilla), uno de los más pequeños de Europa, de tonalidad verdosa, con una franja naranja en medio de la cabeza y una ceja blanca por encima del ojo. Se mueve por las ramitas buscando pequeños insectos. Encontraremos mosquiteros, herrerillos y lúganos colgados por los árboles; caracolillos, mirlos y el petirrojo por los arbustos y por tierra; y, en verano, la oropéndola, del tamaño de un pito, de color amarillo y un canto melodioso, arriba en las copas de los plátanos.