Introducción
En estos bosques cerca del río donde ahora nos encontramos, no es difícil ver a primera hora de la mañana o última de la tarde algunos de los cérvidos que habitan, el ciervo (foto) y el corzo.
Estas dos especies, aunque el ciervo es el triple de grande que el corzo, tienen en común que tienen un par de pezuñas en cada pie, y sólo los machos desarrollan cuernos. Estos cuernos son estacionales y una vez pasada la época de celo, son un estorbo y los pierden.
Después de haber caído, del mismo muñón crece un cuerno nuevo. Por dentro circula la sangre, haciendo crecer el cuerno a un ritmo aproximado de un centímetro a la semana. Cuando llega a su crecimiento máximo, la sangre retrocede y el cuerno se convierte en hueso.
Los cuernos tienen la función principal de defender el territorio de otros machos en época de celo y normalmente no suelen hacerse heridas en el cuerpo.
Como curiosidad decir que los corzos tienen el celo en verano (julio-agosto) y la hembra guarda el esperma dentro del ovario hasta noviembre, que es cuando se fecunda el óvulo para quedar embarazada y dar a luz en abril.