Introducción
Tradicionalmente el bosque se explotaba sacando de él el máximo provecho. Se extraía leña como combustible para las casas pero era muy importante el trabajo del carboneo, sobre todo de roble y encina. En estos bosques que nos rodean había algunas plazas carboneras. Familias venidas de diferentes puntos geográficos de la península (muchos de la parte de Tortosa) vivían en el bosque y controlaban las carboneras, muchos de ellos en condiciones precarias y de pobreza.
De los árboles se aprovechaba todo: la corteza de los pinos para la elaboración de tintes para la industria textil de Igualada; las ramas para alimentar los hornos de pan del pueblo; los troncos se enviaban al aserradero y una vez cortados hacia Manresa y Barcelona; y los troncos más rectos, para la fabricación de postes de luz y teléfono.
Fuente: Relats i memòria de Rajadell.