Introducción
Las condiciones climáticas favorecen el desarrollo de especies medioeuropeas. En estos abetos tenéis otro ejemplo. Estuvieron plantados alrededor de Mas Corriol (donde estamos ahora) y la Fontana. La finalidad podía ser tanto ornamental como de repoblación, con el objetivo de garantizar el aprovechamiento de madera.
Encontramos tanto abetos del Cáucaso como abetos blancos. Los primeros, de hojas más cortas y formando una espiral alrededor de la rama. Su madera, de más baja calidad, se utilizaba para hacer pasta de papel. Los abetos blancos tienen las hojas más largas (foto) y la madera, de mejor calidad, se utiliza en carpintería. Ambos tienen dos rayas blancas bajo la hoja.
Su buena adaptación al espacio la podéis observar en la cantidad de árboles jóvenes que colonizan el terreno.
El abeto blanco, además, tiene multitud de usos: la trementina o aceite de abeto se encontraba en las farmacias hasta comienzos de siglo. Era utilizada para tratar golpes, limpiar y cerrar heridas. Al baño maría se mezclaban dos partes de resina y tres de cera liquida caliente para hacer una cataplasma que se llamó "pez de Borgoña". Se utilizaba para facilitar la supuración de forúnculos, dolores de reuma, lumbalgia o tos crónica. Los brotes tiernos recuerdan al limón y se ponen en ensaladas.