Introducción
Antes de llegar a la encina, en el lado izquierdo hay otro horno, dentro del cual aún se mantiene el color negro, testimonio de la actividad pasada. Además, este horno conserva la salida de humo arriba, y también tiene un agujero, lugar por donde se cargaba y que había que tapar con tierra.
Ahora mismo nos encontramos en la cañada de Can Preses. Hace un rato, en cambio, nos encontrábamos en su cabecera, que, si lo recordáis, estaba llena de hayas. Esta encina Grossa, también rota por la horcadura, se convierte nuevamente en un símbolo identitario favorecido por la proximidad de la casa solariega de Can Preses.
Conviene mencionar también que los árboles que de jóvenes se les ha cortado el ojo con el objetivo de hacer crecer una copa grande, cuando se hacen viejos y adquieren grandes proporciones, son susceptibles de sufrir estas roturas por una estructura de ramaje mala.