Introducción
Nuestra visita comienza en la plaza Barcelona. Esta plaza constituye el centro de un ensanche urbano iniciado a mediados del siglo XIX en el tramo final de las calles de San Antoni y Xerric, y formado también por las calles de Girona y Vinyoles. Este ensanche daba respuesta a la demanda de vivienda de las familias campesinas que se dedicaban al cultivo de la viña y a la elaboración del vino, en expansión en pleno siglo XIX.
Las casas de su alrededor son casas levantadas a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, siguiendo la tipología de casa de cuerpo o doble cuerpo típica de los hogares labradores. Las fachadas ornamentadas, donde destacan las balaustradas y remates, y las grandes aberturas, son reflejo de la bonanza económica llevada por la viña. Algunas de estas casas se pueden considerar históricas.
El nombre de la plaza ha ido cambiando con el tiempo. En 1861 llevaba el nombre de Isabel II, que era la monarca reinante. Con la revolución de 1868 pasa a denominarse plaza de Madoz, en recuerdo al ministro progresista. En 1870 toma el nombre de plaza de Isabel sin ninguna referencia a la reina. Ese mismo año se construye el café de Cal Ventura, un edificio histórico ya que en 1932 se convertirá en Casa Consistorial hasta el año 2007. En 1874 vuelve el nombre de plaza Isabel II, y el mismo año se autoriza a los vecinos a plantar plataneros de sombra llevados de la Dehesa de Girona. Cada vecino paga uno y el café de Cal Ventura, dos. En 1896 adopta el nombre actual de plaza de Barcelona.
En la plaza se hacen importantes actos sociales y culturales. A principios del siglo XX, cuando aún no había ningún campo de fútbol en la población, los primeros jóvenes aficionados a este deporte venían a practicarlo en este lugar y algunos de ellos terminaron participando en la creación del club de fútbol de San Cugat. La plaza de Barcelona siempre ha sido y es la plaza de la vida del pueblo. Ha acogido la sede de entidades tan importantes como el Club Montañero y el Ayuntamiento. Sus vecinos han sido impulsores de las actividades festivas en San Cugat, con un notable impulso a partir de los años 60 del siglo XX, desde el ámbito privado y público. Toda la vida asociativa de los años 70 y 80 iba muy ligada al Club Montañero: Comisiones de Fiestas, actividades navideñas, carnaval ... y la Marcha infantil. Este punto aglutinaba una gran parte de la vida del pueblo.
Desde el ámbito del Ayuntamiento se daba el espacio idóneo para celebrar todas las actividades festivas tradicionales e institucionales, aunque, naturalmente, ligado a la vida rural de la Bodega Cooperativa, la vida religiosa de la plaza D’Octavià (con el monasterio) y la plaza de Lluis Millet (con el ferrocarril y el eje de comunicaciones). Las tres plazas formaron, durante décadas, los tres ejes principales de la población.