Introducción
Situado en el torrente de Ferrussons y entorno de la masía de Can Magí, este parque de ambiente fresco de ribera antiguamente estaba rodeado por los cultivos de viñas y algunos frutales que formaban parte de los terrenos de la masía de Can Magí.
En la parte más cercana al torrente encontramos la alameda, con un sotobosque de vinca, hiedra y cola de caballo. En el lecho y también muy cerca del torrente, ocupando las partes más frescas, aunque encontramos algún ejemplar de roble, hallamos principalmente ocupantes originarios de estos espacios.
Un poco más alejados del torrente y en las partes más expuestas al sol la encina era el árbol dominante, pero con la llegada de los cultivos fueron desapareciendo, para dar paso una vez abandonados los cultivos a la introducción del pino blanco con el objetivo de sacar un rápido provecho de su madera.
Durante el siglo XX casi hasta los años 70 era típico hacer excursiones hasta aquí para merendar y el miércoles de ceniza para enterrar la sardina.
Este espacio sufrió la presión urbanística, pero gracias a la oposición del Club Montañero y los vecinos se ha podido preservar este idílico espacio.