Introducción
El microclima que se genera en la cabecera del torrente, a pesar de estar orientado al sur, permite el establecimiento de este hayedo, más previsible en la cara norte. También es singular por estar sobre sustrato calcáreo de areniscas. Es, pues, una importante hayedo meridional en la Cataluña de montaña húmeda.
Constituye una muestra de bosque centroeuropeo y por eso tiene elevado valor biológico. Más lluviosos en centroeuropa, el sotobosque suele estar limpio, con pequeñas plantas como la escila del Pirineo y el eléboro. En nuestro caso el sotobosque es muy similar al del robledal, es decir, lleno de boj acompañado de otras plantas como la adelfilla, el eléboro (tóxico y maloliente), y la anemone nemorosa, de hermosas flores blancas a principios de primavera. También en primavera florece la hepática, que conoceréis por las hojas manchadas de blanco, y las violas.
Pronto encontraréis las hayas monumentales, sus grandes dimensiones son evidentes. A la que hay bajo el torrente le han muerto algunas ramas principales. La madera muerta y la presencia de árboles viejos es muy importante al aumentar la biodiversidad del ecosistema. La disposición de las ramas y las hojas hace muy difícil la entrada de luz en el sotobosque, por eso hay poca vegetación. En otoño, aparte de perder las hojas, hace frutos del tipo castaña: el hayuco, de elevado valor nutricional para los animales del bosque.
La fauna también es de carácter centroeuropeo. Así, hallaremos becadas todo el año, el abejero europeo en verano, el pito negro, el escaso pico menor, el carbonero palustre, el bonito camachuelo común o el trepador azul, entre otros. Si los queréis ver, tendréis que hacer muy poco ruido, quedaros bien quietos y prestar mucha atención. Evitad las horas centrales del día y las aglomeraciones de gente.
Mejor ir en primavera.