Introducción
Fijémonos en la vegetación que encontramos en los márgenes: hojas pequeñas, duras, punzantes y replegadas en muchos casos, recubiertas de ceras, pelos y colores más bien oscuros. La vegetación nos habla de largas temporadas de dura sequía y fuerte insolación: las hojas usan estrategias para reducirse a la mínima expresión y no perder agua.
Algunas especies representativas en este punto son el romero y el pino blanco, ambas con propiedades medicinales en las esencias que acumulan. Las esencias las protegen para que los herbívoros no se las coman y nosotros las podemos aprovechar, por ejemplo, para tomar unas cuantas hojas de pino y romero y hacernos una infusión para curarnos de un resfriado.