Introducción
La llanura del Vallès ha sido históricamente un espacio agrario y la agricultura precisamente ha sido la actividad económica y humana que ha modelado más este paisaje. Esta explotación desde hace milenios ha provocado que encontramos una riqueza de patrimonio histórico y cultural muy rica pero también un patrimonio natural de un alto valor.
Hoy en día, muchas áreas del Vallès son ocupadas por carreteras, urbanizaciones y polígonos industriales pero aún se conservan algunos paisajes agrarios de una belleza y unos valores ecológicos inmensos. Gracias a los campos de cultivo, los márgenes y los pequeños bosques que rodean estos campos, se favorece la conectividad entre las áreas forestales como Collserola y Sant Llorenç del Munt. Gracias a estos corredores agrarios se permite el tránsito de especies que de otra manera no se podrían desplazar y verían reducidas sus áreas de distribución.
Hay que valorar estos paisajes en mosaico agroforestal, aparte de su belleza, por la importancia que tienen en la conservación de la biodiversidad. Algunas especies habitan gracias a los cultivos, como la perdiz o el conejo, y, cercanos a los cultivos, el cernícalo, pequeña rapaz de la familia de los halcones, que revolotea campos y espacios abiertos buscando pequeños roedores, lagartijas y otros animales.