Introducción
Como hemos podido ver durante el camino, Ullastrell es tierra de agricultores. La agricultura de esta zona, principalmente de secano, se basa en cultivo de las viñas, olivos y cereales. Encontramos salpicaduras de higueras y membrillos, pero más bien de forma anecdótica.
Los ecosistemas agrarios albergan gran cantidad de diversidad, tanto vegetal como animal. En los campos de cultivo, una buena comunidad de hierbas se ha adaptado para poder sobrevivir en este entorno agrícola. Estas plantas espontáneas muchas de ellas son consideradas malas hierbas. Años o siglos atrás algunas se comían, como la borracha (Borago officinalis).
La vegetación de los bordes de los campos de cultivo, con bonitas floraciones, es muy importante a la hora de atraer insectos que, tanto harán de polinizadores al mismo cultivo como de atracción de pájaros y, en definitiva, un incremento de la biodiversidad.
La fauna asociada a los ambientes agroforestales es aquella que hace vida y se reproduce entre los campos de cultivo y los bosques cercanos. Por ejemplo, hay aves rapaces que cazan sobrevolando los cultivos en busca de algún pequeño roedor que salga de su madriguera. Es el caso del cernícalo: pequeño rapaz que se puede ver sobrevolando los campos o parado en el cielo como un helicóptero localizando la próxima toma. La perdiz roja y el conejo, cada vez más escasos debido a las nuevas prácticas agronómicas y al abandono del terreno, eran las piezas clave de la pirámide trófica de la fauna salvaje. En contra, grandes mamíferos como el jabalí y poco a poco los corzos, se ven favorecidos por esta transformación del paisaje.