Introducción
Nos encontramos encima de Mas de Roset. Históricamente, como consecuencia de su actividad, este terreno era trabajado. De hecho, había planes de cultivos alrededor de la casa y bancales que hacían aprovechable las laderas de la montaña para plantar o sembrar. Algunos márgenes aún conservan las piedras que los sostenían.
Este terreno, antiguamente lleno de robledales y encinares, pasó a ser agrícola y ganadero y, actualmente, ha vuelto a crecer bosque. Este es el mismo bosque de pinos albares que hemos visto antes, potenciado por las plantaciones del hombre. Al lado del camino hay bonitos arbolitos de arce (Acer opalus) que, con la llegada del otoño, estos se convierten en un estallido de colores anaranjados y rojizos.
Hasta hace pocos años, la casa cumplía las funciones de granja, pero después de un tiempo de inactividad y de encontrarse cerrada, ha sido adquirida como segunda residencia. La casa está rodeada por un pequeño corral perimetral, al que se accede por un portal semicubierto. A una veintena de metros del Mas se levanta un gran henil, como es habitual en las casas de la zona.