Introducción
Estamos en el portillo de entrada a la llanura del castillo, situado en lo alto de la colina caliza, sobre los llanos de la Masó.
Los diversos cuerpos o edificios adyacentes no son todos de la misma época, sino que presentan una secuencia temporal bastante indefinida, que se traduce en una total irregularidad de la planta del castillo. Sin embargo, todo indica que primeramente se construyó una torre cuadrada, de unas dos o tres plantas, en la parte más meridional y que, en la época de máxima vitalidad y de decadencia del castillo, se fueron haciendo ampliaciones sucesivas hacia su parte norte.
En las paredes se pueden observar todavía los agujeros dejados por el envigado, lo que hace que en algunos lugares se pueda deducir la existencia de unas tres plantas de altura. Habría también que sumar un espacio soterrado en el cual se encontraría un sótano o semisótano, posiblemente utilizado como bodega y animalario.
Son también interesantes otros elementos que se encuentran alrededor del castillo: una profunda cisterna con bóveda de cañón, los restos dejados en la roca por la antigua puerta de entrada, el camino empedrado que sube por la colina o una plataforma semicircular excavada en la roca y que constituía la vanguardia defensiva del castillo.
Se considera que este castillo se construyó a mediados del siglo XII. Durante el siglo XV, en las conflictivas relaciones con el rey y, en especial, durante la guerra civil catalana, el castillo tuvo un notable protagonismo. Los castellanos fueron casi siempre la familia cognominada Roset. Desde finales del siglo XVII y hasta su abandono definitivo, posiblemente a mediados del siglo XVIII, el castillo se convirtió en propiedad de los Boatella, ciudadanos honrados de Barcelona que solo aprovecharon el castillo como explotación agropecuaria y para cobrar las rentas derivadas de la jurisdicción, pero que nunca se convirtió en su residencia.