Introducción
Esta fuente genera el primer espacio ajardinado. Si un árbol está relacionado con el agua, es el chopo, y seguro que este chopo, llamado álamo, se plantó en su momento para crear esta sensación.
Los álamos son chopos autóctonos típicos de ríos y riberas. Su corteza blanca de juventud se va agrietando y oscureciendo cuando se hacen viejos. Sus hojas de color verde intenso por encima y blancas y pilosas por debajo, son inconfundibles.
Podéis ver un único ejemplar en la esquina de vuestra derecha, como si fuéramos por el camino de vuelta. En medio de la plaza encontramos un bonito roble y cipreses de carácter ornamental.
Justo enfrente vemos el pinar que domina la cresta y la solana de este lomo. Fijaos que hay troncos de pinos de dos colores: unos de gris claro y otros en los que la mitad superior es roja. Nos encontramos ante dos de los pinos más empleados en las reforestaciones: el pino negral (de corteza clara) y el pino silvestre (con tronco joven anaranjado). La madera del silvestre, de mayor calidad que la del negral, se utiliza en carpintería, ebanistería y también para postes de teléfono y traviesas de vías de tren. Además, sus brotes tiernos son balsámicos y se utilizan en la medicina popular para tratar enfermedades de las vías respiratorias.
Actualmente, este tipo de pino presenta varios problemas dada su sensibilidad a la sequía y a la oruga.