Introducción
Cruzamos La Roureda. Este bosque de robles, árboles de hoja caduca, es bastante singular en un entorno donde predominan los bosques mediterráneos siempre verdes. La roureda se sitúa encima de una colina bastante pedregosa, no apto para el cultivo. El puerto ancho de las copas de los robles, nos hace imaginar que en el pasado debía ser una dehesa pastorada con árboles espaciados y sotobosque bien limpio, que daba sombra y alimento al ganado. La pérdida de este uso hace que otros árboles y el estrato arbustivo se hayan desarrollado con fuerza.
Si nos fijamos, en las ramas del robles es fácil ver unas bolas. No son los frutos del árbol si no la respuesta de éste al ataque de un parásito: una vespeta llamada científicamente Andricus quercustozae. De estas tumoraciones antiguamente se extraían tintes.