Playa de Llafranc

Al este, bajo la montaña de Sant Sebastià, que protege la playa de la tramontana, hallamos el puerto. Recorriendo la playa encontraremos el paseo marítimo de Cipsela, que debe su nombre a la mítica ciudad costera recogida por los autores clásicos. Llafranc, como otros puntos de la costa, era una candidata a haber sido el enclave de Cipsela, ya que cuando los romanos llegaron a Empúries el poblado ibérico de Sant Sebastià se abandonó y Llafranc se convirtió en un importante centro productor de vino y alfarería. Se han encontrado restos de una prensa de vino y de una bodega cerca de la iglesia de Santa Rosa. También 78 tejas crudas abandonadas antes de la cocción, un hallazgo único en Cataluña.