Introducción
Estamos en el fondo del valle, en la llanura inundable del río Ter. Los terrenos planos, las terrazas del río, son fértiles, accesibles, con agua disponible y por ello, son el mejor lugar para cultivar.
Los cultivos de forrajeras y hierba para el ganado son los prioritarios. A lo largo de toda la primavera y verano, se hace una, dos o hasta tres siegas. La hierba se seca y luego se recoge y se hacen bolas envueltas. Dentro de la bola sigue fermentando y haciéndose más digerible por los rumiantes. Finalmente se almacena para posterior alimentación del ganado a lo largo del invierno: es el heno.
Los animales (vacas y caballos de producción cárnica) en primavera están en el monte comiendo hierba de los prados naturales. Cuando la hierba de los pastos de alta montaña se pone amarilla, así que llega el frío, los animales se bajan al fondo del valle donde todavía pueden repasar los prados. La distribución de los animales no es aleatoria y se van moviendo dentro de espacios delimitados por aprovecharlos al máximo. No es raro encontrar ya en estos campos comederos para reforzar la alimentación con el heno recogido durante el verano. Cuando no hay suficiente heno, los ganaderos deben comprar paja para sustituirlo. La mayoría de este ganado se llevará a la plana del Empordà para pasar el invierno: es el momento de la trashumancia con la diferencia que antes se hacía a pie y ahora se llevan en camiones.