Introducción
En este tramo, a ambos lados del camino, veremos encinas. En el macizo del Montgrí, si bien no es posible hablar propiamente de encinares, encontramos pequeñas extensiones de restos de encinar como este, generalmente de árboles poco desarrollados, parecidos a las carrascas de otras partes del país. Los incendios y los suelos poco profundos del macizo le han impedido siempre un verdadero desarrollo. Vemos la encina carrasca (Quercus ilex) y, muy esporádicamente, algún pie de alcornoque mediterráneo (Quercus suber).
Estos encinares suelen ser un lugar por donde habitualmente ronda el jabalí (Sus scrofa), el animal salvaje de mayores dimensiones en el macizo. Es un animal fácilmente adaptable a ambientes muy diferentes. De vez en cuando, caminando por estos entornos, podemos ver el resto de algún charco donde no es extraño apreciar alguna encina o pino rascados por la acción del jabalí, que, después de un buen baño de barro, se rasca y limpia en la parte baja de los troncos, dejando en ellos una buena marca.