Introducción
Cupressus semprevirens
Estamos situados en la nava de Empúries y tenemos la oportunidad de observar dos especies del género ciprés, por un lado el Cupressus semprevirens, la más conocida, de forma estrecha y alargada, y asociada normalmente a los cementerios y, por otra parte, el Capressus macrocarpa, originario de California, de ramas horizontales y forma piramidal.
Este árbol, originario de Grecia, Turquía y Oriente Medio, se introdujo y difundió en la península ibérica desde muy antiguo. En nuestro país siempre se ha plantado, nunca se ha naturalizado. En las zonas de duna continental se plantaba con el objetivo de fijar la duna.
Es una especie muy longeva que puede llegar a vivir hasta 2000 años (de aquí viene el nombre «sempervirens») y, quizás por esto, siempre se relaciona con el uso funerario.
Su madera es dura, resistente a la humedad, no se ve atacada por la carcoma y se utiliza en carpintería, tornería y escultura. Dice la tradición que elementos legendarios como el Arca de Noé y el templo de Salomón estaban hechos principalmente de ciprés.