Introducción
Escondida en el bosque del Mas Ferriol encontramos un pequeño espacio donde hay las ramas de una gran encina. En este entorno podemos aprovechar para hacer un segundos de silencio y sentir el chillido agudo del arrendajo. Es la señal infalible de nuestra presencia al resto de los animales (ardillas, herrerillos, mirlos, etc).
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