Introducción
Las construcciones de piedra seca se hacen presentes en las proximidades de los pueblos. Muros, márgenes y barracas son las más frecuentes.
Este camino de Tregurà servía, además, para ir a los campos cercanos de El Solans a faenar: llevar el ganado a los prados; segar la hierba, o cuidar de algún otro cultivo. Para evitar que los animales entraran indiscriminadamente en los campos, se cerraba con un muro que recorría el ancho del camino. El mismo muro que servía para acabar de delimitar el campo e incluso definir la entrada.
Estos muros de piedra sirven también para contener el camino, tanto por debajo como por encima, y resultan paredes de hasta 2 m. Para pasar y no tener que ir a dar una vuelta demasiado grande, se hacían sobresalir unas piedras planas con función de escalera.
Montaña arriba, servían para conseguir bancales llanos más aptos para la agricultura.
Los avellanos, arbustos ramificados y compactos, han servido para reforzar la función de estos muros y nos acompañan siempre a su lado. La hoja puede parecer la del aliso, pero es más gruesa, blanda y ligeramente pilosa.