Introducción
Estos chopos, probablemente plantados, nos señalan el lugar de la fuente. El agua ha favorecido su desarrollo, como también el de los almeces (Celtis australis), un árbol a menudo plantado junto a los caseríos para hacer sombra al ganado. De su madera, flexible y resistente, se hacían horcas y otros utensilios del campo. Las almezas son comestibles pero tienen muy poca pulpa. A las palomas de bosque les encantan.
Dentro de la balsa, que parece que hacía de lavadero, encontramos algas filamentosas y plantas superiores sumergidas como la chara, con sus hojas lineales dispuestas en pisos.
Estos ambientes son muy buenos para observar fauna. Al atardecer o por la mañana debemos alejarnos un poco, escondernos y, con la ayuda de unos prismáticos, ir observando qué sucede. En la balsa, los días de verano seguro que oiremos cantar ranas y sapos.
Sobre el lavadero hay un bonito arce menos o quejigo. Se diferencia de otros arces por tener las semillas haciendo un ángulo de 180º. En otoño las hojas cogen bonitas coloraciones.
En los taludes de la fuente hallaréis violetas, de flores azules ligeramente perfumadas y comestibles (se usan para decorar las ensaladas).