Introducción
El horno romano, utilizado para cocer ánforas de vino destinadas a la exportación en todo el Imperio Romano, está bien conservado. Construido sobre viviendas abandonadas en el siglo I a.C., el centro de producción incluía depósitos, área de trabajo y el horno, donde se elaboraban ánforas, así como otros recipientes como dolias (vasijas), cerámica común y vasos más finos. Conserva la parrilla, casi entera, y la cámara de combustión bajo una bóveda con dos pasadizos para apilar leña. Se han encontrado numerosos restos de cerámicas quemadas alrededor, lo que indica fallos en la cocción de ánforas y otros objetos.
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