Introducción
Usted está ante el paisaje típico de la Alta Anoia que drena hacia la cuenca de Òdena en el río Anoia. Al fondo, los contrafuertes de Montserrat y Sant Llorenç del Munt.
Relieve ondulado formado por pequeñas crestas, erosionadas con facilidad formando los torrentes que bajan a la cuenca. Los terrenos más llanos y aptos se aprovechan para cultivos de cereales de secano: trigo y cebada. Antiguamente, las partes más empinadas se abancalaban con grandes muros de piedra y se cultivaban frutales de secano como los almendros, olivos y viñas. Esto hoy ha desaparecido convirtiéndose todo en cereal, algo de colza y algunas forrajeras.
En las partes más empinadas y de peor calidad agronómica domina el pinar secundario (no autóctono). Otras tierras poco productivas son matorrales y eriales donde la calidad del suelo, los incendios o la presión ganadera han hecho que no se pueda desarrollar el bosque.
La alternancia de texturas vegetales, en armonía con la suave topografía, forma patrones muy atractivos, de líneas curvadas, que sensorialmente transmiten calma, equilibrio y orden.
Hay que valorar el cromatismo estacional, no por los colores de las hojas en otoño, sino por la fenología de los cultivos herbáceos: marrón de la tierra arada, verde tierno de la germinación del grano, verde intenso de la planta crecida o los dorados de las espigas maduras.