Introducción
Es un depósito creado para almacenar hielo. Con unas dimensiones exteriores de 13 m de diámetro y 10 m de profundidad, está excavado en la roca y los muros están hechos con piedras calcáreas cortadas y ligadas con mortero de cal.
Se construían en las umbrías y en los lugares de nula insolación, donde las heladas en invierno eran fuertes y frecuentes, a fin de mantener mejor el hielo. Se aprovechaba la capa de hielo que se formaba por los alrededores, los piélagos, en balsas artificiales o naturales asociadas en este caso en el tramo final de la riera de Begues.
El gel se cogía de estos lugares y se llevaba adentro del pozo donde se iban haciendo capas compactas separadas por paja. Estaba tapado por una cubierta en forma de cúpula que hoy no se conserva. El material se entraba por las dos puertas laterales existentes orientadas a este y oeste. Abajo, en el lado norte, había un agujero por donde drenaba el agua para mantener el interior seco.
Activo entre los siglos XVII-XIX, su uso era habitual para refrescar alimentos, conservarlos, preservar medicinas, flores, etc. Los pozos eran de propiedad o bien arrendados. Quien los explotaba hacía contratos de abastecimiento por el hielo llevado al lugar. Los arrieros viajaban de noche para evitar pérdidas. El uso podía ser local pero también se llevaba hielo hasta Barcelona, Vilafranca y, con absoluta certeza, al Hospital medieval de Olesa. De ahí su situación estratégica, junto al camino real o mercader que unía el Penedès con el Baix Llobregat, Vilafranca con Barcelona.