Introducción
Estamos en la cresta de la sierra de Can Coní. Hay plantaciones jóvenes de pino marítimo, pero aquí, las más desarrolladas son las de pino piñonero (Pinus pinea). Restos de alcornoques salpican estos bosques.
Forman parte de los pinares secos mediterráneos. En el sotobosque, alterado, crecen grandes arbustos como el brezo blanco, el madroño y los aladiernos de hoja estrecha.
Estos pinares se hicieron más abundantes a medida que la sobreexplotación del bosque por parte del hombre, los incendios y los desbroces iban haciendo retroceder encinares y alcornocales. Su capacidad de crecer en lugares desagradecidos y su gran capacidad de dispersión hacen que sean abundantes en nuestro país.
Los pinos piñoneros se caracterizan por su copa en forma de sombrilla cuando son adultos, su tronco recto y las placas de la corteza de color rojo. Las piñas aisladas y grandes. Son árboles que se plantaban para reforestar terrenos quemados y para la recolección de los preciados piñones de sus piñas. También era buena la madera para construcción.
En la cresta ya podemos disfrutar de vistas, cuando los arbustos nos lo permitan. A nuestra izquierda, tenemos el valle de Gualba abajo y el castillo de Montsoriu un poco más lejos. Si vamos mirando atrás, en algún momento deberíamos poder ver el circo del Salto de Gualba.