Introducción
En este pequeño claro dentro del bosque, de sombra y frescura estival, se respira a hojas tiernas, a setas y a colores de otoño. Estamos en un bosque primario de montaña media donde el roble es el árbol dominante. Iremos atravesando esta robledal hasta encontrar los pelados sobre Sant Martí.
Los robles se acompañan de toda una colección de arces: junto al claro hallamos el arce menor o quejigo (Acer campestres) y el arce blanco (Acer opalus) (foto); un poco más abajo, junto al camino, el arce de Montpellier, también llamado mundillo (Acer monspesulanum). Los tres son árboles de bonitas coloraciones de otoño. En medio, un arbusto grande o pequeño árbol, el espino albar (Crataegus monogyna), rosáceo, de vistosa floración blanca primaveral y de bayas rojas en otoño. Todos son de muy buena madera, tanto para ebanistería como para combustible.
Cuando nos acercamos al torrente la humedad favorece la presencia de los avellanos, que reconoceremos por tener gran cantidad de rebrotes de cuello.
El bosque caducifolio es un reservorio de comida para muchos animales del bosque. La hojarasca aporta materia orgánica al suelo y su descomposición hace crecer hongos y setas. Estos bosques, en definitiva, tienen multitud de organismos asociados que encuentran en ellos alimento, refugio y lugar de cría.