Introducción
La balma de los Bous es, de hecho, una doble gruta, la superior, la más grande y la que se accede principalmente, y otra más pequeña justo debajo. La más grande, por la que estamos pasando nosotros, hace unos 60 metros de largo y unos 14 en su parte más honda. A su lado sur, sólo entrar, tenemos la principal surgencia de agua, canalizada a través de una teja. En épocas de copiosas lluvias, sin embargo, el agua se escapa por donde puede formando varios chorros, algunos de ellos bastante espectaculares, además de una alargada cortina de pequeños chorritos que vienen de la parte superior de la cueva, donde el pequeño bosque que nace hace de almacén de agua.
La formación de las grutas se debe a la fuerza del agua, que ha ido gastando los materiales más blandos que han dejado paso a las cavidades que las forman, en el presente caso en doble proceso, ya que, tal y como ya se ha mencionado, a bajo de nuestros pies tenemos otra más pequeña. Otra cosa que nos llamará la atención es, allí donde mana el agua de la fuente principal, la impresionante roca caliza que con el paso de miles años se ha ido acumulando en ese punto concreto. La geología es lenta pero implacable.
Cruzamos la gruta de una punta a la otra y continuamos por el sendero hasta salir a una pista que seguiremos hacia la derecha para volver a recuperar el camino más arriba.