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Castillo y ermita de Sant Vicenç

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Arquitectura
Ficha

Introducción

Del castillo de Lluçà, justo en lo alto del cerro, sólo queda un trozo de paño de la pared norte, así como los viejos cimientos y alguna que otra pequeña estructura medio enterrada.

El castillo había sido el primer punto de control del período de la repoblación condal, a partir del siglo X, momento en el que ya sale documentado en el acta de consagración de Santa Maria de Lluçà. Es, de hecho, el punto neurálgico de la baronía de Lluçà y desde el que se empieza a formar la idea territorial de la actual comarca del Lluçanès, de ahí que tome su nombre.

A los pies del castillo encontramos la pequeña iglesia románica de Sant Vicenç, ya mencionada a finales del siglo X, orientada con el ábside a levante y la puerta a poniente, con la particularidad de que es de las pocas que quedan en Catalunya de planta circular, un curiosa rareza. El interior, de acceso libre, es vacío y diáfano, sin ornamentación. Desde fuera se ven claramente almenos dos fases constructivas, ya que el cambio de aparato constructivo es evidente, aunque no se sabe muy bien a qué motivo se debe. Fue cuidadosamente restaurada entre los años 1987 y 1994.

Otra de las cosas que se codician en esta atalaya, a casi 900 metros de altitud, son sus bastas panorámicas. Podemos ir hacia la derecha, hasta la vertiente este y sur del cerro desde donde disfrutaremos de las vistas hacia aquella parte, de donde sobresalen al fondo el Collsacabra y el Puigsacalm, las Guilleries, Sant Llorenç del Munt y Montserrat.

A través de una corta trepada podemos subir a los restos del castillo, con mucha precaución por el gran riesgo de caídas, donde la panorámica se nos abre hacia norte y el oeste, desde el Puigmal hasta el Pedraforca, la sierra del Cadí y Rasos de Peguera.

Imágenes