Introducción
Una de las joyas de la corona del naturalismo de la comarca. Un propietario, Pere Garet, concienciado en la buena gestión y conservación de la biodiversidad en su finca, que, conjuntamente y con el liderazgo técnico del Centre de Estudis dels Rius Mediterrannis, de Osona, ponen a prueba la capacidad de la naturaleza para regenerarse si se le ayuda un poco. Es el caso del pantano y el torrente del Garet, un proyecto de la llamada custodia del territorio para la naturalización de este ya emblemático punto de agua, así como la recuperación del bosque de ribera que atraviesa los campos por donde pastan las terneras y las ovejas, compaginándolo con la actividad agraria, forestal y ganadera sostenible y ecológica.
La riqueza del pantano se vislumbra rápidamente cuando vemos el hermoso cinturón de carrizo y enea, plantas acuáticas bien autóctonas, y de su fauna destacan las valiosas náyades, libélulas (foto) y la tenca, como principal pez. Es también un interesante refugio para algunas especies de aves, entre las que destacan el ánade real, la polla de agua, el zampullín y la garza real. Evidentemente, también es un rico hábitat para anfibios de todo tipo: ranas, sapos, salamandras... Desgraciadamente, también hay especies foráneas que hay que ir controlando, como la perca americana y el cangrejo de río rojo.
Del bosque de ribera destacamos el sauce blanco, el gatillo, el olmo y el fresno, que ocupan todo el sector del torrente más cercano a la entrada del pantano.