Introducción
Si nos paramos a observar los robles de la zona seguramente tendremos la suerte de encontrar unas formas raras en sus hojas o sus brotes. Algunas de ellas son bolas del tamaño de una canica.
Estas extrañas estructuras se llaman agallas o cecidias. Pues bien, las agallas son unos crecimientos anormales de los tejidos vegetales provocados siempre por organismos inductores.
Este crecimiento anormal se debe a insectos. Las de la foto son concretamente de dos especies del género Andricus, la de la izquierda es de Andricus dentimetratus y la de la derecha y del fondo son de Andrecus quercustozae. Estos insectos son pequeños himenópteros voladores (orden al que pertenecen hormigas, abejas y avispas) de la familia de los cinípidos. Los adultos ponen sus huevos en los tejidos de los robles. Estas puestas inducen el roble a un crecimiento anormal de los tejidos de los que se alimentan las larvas. Se da, por tanto, una relación de parasitismo entre estos insectos y los robles. Una vez las larvas maduran, los adultos salen de la agalla y se reproducen para volver a cerrar el ciclo.