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Encina y hornos de pez

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Medio ambiente
Ficha

Introducción

En este entorno nos encontramos con uno de los árboles más excepcionales de la zona: la encina de la Pega, que se ha convertido en un punto de referencia en el camino de Sant Celoni a Olzinelles. Sus 36 m de altura y su gran copa convierten esta encina en una de las más grandes de Cataluña. Hay que añadir que se encuentra en un muy buen estado de salud; seguramente que la proximidad con la riera la ha beneficiada, al igual que esto también debe ser beneficioso para el platanar.

En el bosque se llevaban a cabo varias actividades econòmicas. Una de ella, aunque minoritaria, era la de los "pegaires", es decir, la de aquellos trabajadores cuyo oficio consistía en obtener pez. La pez se conseguía a partir de cocer, sin llegar a quemar, teas de pinos y otros arbustos resinosos. Así, las teas se apilaban verticalmente en el interior del horno, que se encendía por la parte superior (y no por el agujero frontal, que servía para cargar y limpiar el horno). El calor hacía salir del interior de la tea la resina. Este primer alquitrán corría por un orificio y terminaba cayendo en una olla a pie de horno, donde se hacía una segunda quema para eliminar ácidos y otras sustancias inflamables. A continuación, se dejaba enfriar y, así, se obtenía la pez . El proceso duraba un día.

La pez sólida y negra se cortaba en fracciones y, después, los trajinantes se encargaban de su distribución y venta.

Mientras que el alquitrán servía de combustible para lámparas, la pez era utilizada para aislar botas de vino, impermeabilizar casco de barcos, suelas de alpargatas, etc.

 

Estos hornos de Can Valls datan del siglo IX. Sin embargo, se sabe que ya existían en la Edad del Bronce y, hasta bien entrado el siglo XX, se siguieron utilizando. Pero lo que no está claro es que su emplazamiento actual sea el original.

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